La varita mágica, es ante todo un símbolo de voluntad, de la fuerza y del poder, con la que el mago impone su influencia a aquellas esferas para las que ésta ha sido confeccionada y dotada de la correspondiente fuerza mágica. Por esta razón, y para el ejercicio de sus funciones, no poseerá el mago una varita únicamente, sino que se hará confeccionar varias, según lo que se proponga hacer y conseguir con ellas.
El objeto real de una varita mágica consiste en que con ella proyecta el mago su voluntad al exterior y a cualquier plano o esfera.
Puede tener una varita mágica: primero, par la sugestión de todos los seres sin distinción entre género humano y animal. Segundo, para la cura de enfermedades y eliminación de influencias perniciosas. Tercero, para la invocación de genios superiores y evocación de espíritus y demonios. La afirmación, pues, de que la varita mágica simboliza el poder absoluto del mago está absolutamente justificada. Aquella persona que haya comprendido el misterio de la varita mágica en toda su amplitud, jamás operará sin este medio auxiliar sobre todo si se trata de magia ritual.
Existen casi tantos tipos de varitas como practicantes, y las diferencias se dan tanto en la forma y tamaño como en los materiales usados para su confección. En general serán de madera, dependiendo la elegida de las afinidades de cada quien con los distintos árboles, o del uso que vayamos a darle, aunque hay también varitas de metal. También pueden tener terminación roma o con un cristal de cuarzo actuando como "amplificador". Los seguidores de tradiciones netamente celtas pueden llegar a tener una varita distinta por cada mes del calendario arbóreo lunar, con sus distintos atributos, a saber:
Abedul, para purificación, el primer mes, noviembre
Serbal, para protección contra encantamientos, el segundo mes, diciembre
Aliso, para protección y profecía, el tercer mes, enero
Sauce, para los aspectos femeninos o lunares, el cuarto mes, febrero
Fresno, para los vínculos entre el mundo interior y exterior, el quinto mes, marzo
Espino, para purificación y castidad, el sexto mes, abril
Roble, para protección y entrada a los misterios, séptimo mes, mayo
Acebo, para superioridad en la lucha, el octavo mes, junio
Avellano, para la intuición, el noveno mes, julio
Vid, para la profecía, el décimo mes, agosto
Hiedra, para la búsqueda del yo, el undécimo mes, septiembre
Carrizo, para la acción directa, el duodécimo mes, octubre
Saúco, para los finales e inicios, el decimotercer mes, los últimos días de octubre
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